Como escribí en el anterior post, mi interés por el ganchillo nació hace tiempo,
tanto que no lo recuerdo… Pero no fue hasta hace dos meses más o menos que
intenté aprender en serio. Y digo en serio, porque había tenido algunos
intentos pero sin éxito.
Había visto a mi madre y a mis tías tejer con ganchillo y me fascinaba, como
todo lo relacionado con las manualidades. Es curioso, pero con el ganchillo
tradicional me pasa como con el punto de cruz: Me gusta ver los impresionantes
trabajos que hacen algunas personas y siempre los admiro. También me gusta
hacer estos trabajos y me entretengo mucho con ellos, pero luego no me gusta
exponerlos… me refiero a los cuadros de punto de cruz o los tapetes de
ganchillo de toda la vida. Y creo que esto fue lo que me frenó más a aprender
el ganchillo.
Mi amiga Laura me animó en alguna ocasión a intentarlo. Ella hace unos
trabajos muy bonitos y cuando yo le decía que me gustaría aprender, ella me
decía que todo era ponerse y así fue.
Antes de esto, en alguna ocasión viendo a mi madre me dio por coger un
ganchillo y pedirle que me enseñase, pero sin éxito. Mi madre le ponía empeño,
pero para mi gusto lo hacia un poco rápido… y me acababa desesperando.
Internet nos abre muchas puertas, y esto no hace falta que yo lo diga. Buscando
alguna manera de entretenerme descubrí un portachupetes realizado con ganchillo
(idea que encontré en una web) Me encantó! y además venía un tutorial; lo que
terminó de decidirme, pero tengo que decir que en este, hablaban de puntos
bajos, cadenetas, varetas, medias varetas, puntos corredizos… y otros términos
que por supuesto no conocía. Pero decidí intentarlo, parecía fácil. Así es que,
al día siguiente me fui a la mercería. No sabía que tenía que pedir pero me
entendieron y me asesoraron muy bien cuando les expliqué que quería hacer y que
además no tenía ni idea… pero quería probar.
Cuando me puse con la tarea me sobraban dedos en la mano, el ganchillo me
parecía pequeño y el hilo se me caía constantemente. Como ya comenté: Soy zurda
pero tejo con la derecha. Mi tía Encarna que me vio en ese primer contacto con
el ganchillo aseguró que nunca en la vida había visto semejante postura para
tejer… Cadeneta tras cadeneta, por la tarde conseguí terminar una flor y casi
que me tuviesen que amputar las manos por la tensión acumulada. Apretaba los
puntos hasta el infinito! y a la semana de estar practicando, aparecieron
callos en mis manos. Esto puede parecer un poco exagerado, pero así fue y tengo
testigos además… incluso se me empezó a pelar la yema del dedo anular de la
mano izquierda por el roce con el ganchillo y se me dormían los dedos por días.
He de decir que creo que le dedicaba demasiadas horas. Mi afán por aprender e
ir viendo poco a poco mis progresos me animaba a tejer y tejer más. Poco a poco
fui cogiendo soltura y en una semana había tejido mi primer Amigurumi y ya era
una adicta al ganchillo.
El Amigurumi lo descubrí por casualidad. Cuando conseguí terminar el famoso
portachupetes resultó que no me gustaba mucho. Me resultaba pobre. Así es que ya que había
aprendido a hacer ganchillo debía continuar. Buscando patrones por internet, de
nuevo, encontré otro tutorial: como hacer una fresa amigurumi. Vi como se hacia
y descubrí que la técnica era muy parecida al ganchillo pero desarrollando
figuras en 3D. Continué investigando sobre el amigurumi y alucinando con todo
lo que descubría. Hice la fresa, luego otra, después una calabaza, una estrella…
y me decidí a probar con unas muñecas japonesas. Hice dos, una para cada una de
mis hermanas y orgullosa de mi humilde trabajo colgué una foto en mi perfil de
Facebook.
Mis dos primeras Kokethas Kokeshi
Estas “inocentes” muñecas tuvieron un éxito para mi nunca pensado. Algunos
de mis contactos me felicitaron por mi trabajo y otros, para mi asombro,
incluso me pidieron alguna. Como es esto de las redes sociales, amigos de
amigos también me fueron pidiendo muñecas! Hasta que decidí, para conservar la
poca privacidad que ofrece Facebook, crear una página en la que pudiese
exponerlas y que todo el mundo pudiese acceder a ellas. Y así nació Truecarte.
Pero ya contaré más adelante el motivo por el cual decidí crear una comunidad y
más cosas relacionadas con este proyecto.
Para hacer mis dos primeras muñecas invertí muchísimo tiempo, pero por aquel
entonces todavía seguía empeñada en apretar el punto, el hilo continuaba
cayéndose de vez en cuando… y me dolían las manos con frecuencia. Poco a poco,
he ido mejorando claro está. Después de las muñecas, empecé a elaborar mis
primeros patrones según me fue demandando la gente que conocía mi trabajo. Y
gracias a esto aprendí muchísimo sobre el amigurumi, el ganchillo, las formas…
Cuando publiqué las muñecas se me ocurrió poner la coletilla de que daba
suerte, a lo mejor por esto tuvieron tanto éxito ;). Realmente no puedo decir
con exactitud cuantas “Kokethas kokeshi” he llegado a tejer pero si, fueron
muchas. Alguna vez he dicho que creo que si daban suerte; porque a mi me la dieron,
y mucha. El patrón no era mío. Así es que decidí crear otras “kokethas” que “me
pertenecieran” y así nacieron “Koketha Cordobesa” y “Koketha Hada Mágica”, también
con éxito.
Koketha Cordobesa
Koketha Hada Mágica
El nombre de "Koketha" salió un poco sobre la marcha. No podía ponerle a todas las muñecas "Kokeshi". Así es que, "coqueta" me parecia bien y lo único que hice fué darle forma con el "Kokeshi": (Koke-shi, Koke-tha). Simple.
Hoy por hoy, me considero una apasionada del Amigurumi y se ha convertido en
un vicio para mí, hasta el punto; que al principio tejía por aburrimiento y
ahora, me aburro si no tejo. Voy a todas partes con mis ovillos y ganchillos, y en cuanto encuentro una oportunidad me pongo a tejer. Hay veces
que sé que no voy a poder tejer, pero los llevo en el bolso por si acaso… ya sé
que esto suena un poco raro o friki... pero es la verdad.
Ha sido y está siendo una terapia para mí. Continuamente se me ocurren nuevas
cosas para hacer que voy apuntando en una libreta y voy haciendo según voy pudiendo.
Tengo la cabeza llena de ideas e incluso hay noches que me cuesta conciliar el
sueño dándole forma en mi mente a algún nuevo proyecto.
Desde aquí, quiero agradecer a todas las personas que han participado en
esta aventurilla. Digo aventurilla porque desde fuera seguro que se verá muy
pequeña, pero desde donde yo la miro: se me hace un mundo! Y ese mundo se llama
Truecarte.
Gracias por leerme!
Todo mi ánimo en esta aventuraza que es una preciosidad!, Saludos
ResponderEliminar